
Se acerca el año 2026 y se suelen hacer balances en todos los niveles de nuestra vida, donde la actividad de las organizaciones políticas, sindicales, sociales, intermedias y comunitarias debería estar incluida en los mismos.
La tarea es analizar adecuadamente no sólo las ideas que Javier Milei expresa, sino los grupos institucionales, políticos y económicos que están expresados en su gabinete. Ver las contradicciones, pero también especialmente, los sectores de poder allí representados
Editoriales - #NuestraMirada02/12/2023 Red de Comunicadores del Mercosur
Seguramente, con el paquete de leyes que presentará una vez que asuma, la lectura que hagamos podrá profundizarse, y aclarará, aún más, distintos aspectos del plan que van a intentar llevar adelante.

Cualquiera sea la conclusión, los alcances, y los referentes que expresen lo antes anunciado, está claro que este proyecto qué el futuro Presidente expresa, no es obra o delirio de un loco, de un desiquilibrado, más allá de la anécdota o las frases altisonantes que pronuncia.
Desde aquel economista que vociferaba en la TV a este que va a conducir los destinos del país ha habido un proceso de instalación de su figura, una estrategia de comunicación, una elaboración de discurso y una plena convicción a que sectores sociales y etarios debía apuntar para la acumulación política.
El no ha sido un delirante, ni hay improvisación en algunos que lo acompañan. Hay un proceso, una estrategia y una serie de medidas que pretenden modificar el mapa social, político, cultural y democrático de la Argentina.
Esto desde ya presupone que seguir catalogando a Milei como un loco, no sólo es perder el tiempo, sino un grave error político. Andar navegando, compartiendo en redes flyers, videos, y otros formatos en esa lógica, no ayuda en nada a generar con distintas herramientas un debate, un mano a mano con algunos de aquellos sectores que lo votaron.

Desde la comunicación es necesario producir nuevos contenidos y definir las herramientas idóneas para ello.
Hay que terminar con la catarsis, con escritos, por ejemplo, que hablan de valores que habría que tener en estos momentos, salir de la bronca, de los mensajes para los convencidos que adoptan la militancia del pulgar para arriba, del like, del me gusta, de la carita sonriente. Dicho de otra forma, tenemos que corrernos de la lógica que el sistema nos pone, para crear nuestra propia manera de entendernos con el otro; pues hay una base social que no es oligárquica, sectores etarios absolutamente desinformados, a los cuales no les vamos “a llegar” con frases hechas o repitiendo viejos esquemas.
Repensar en esta perspectiva, también, debe presuponer adentrarnos en una verdadera autocrítica, necesaria e imprescindible para encarar lo que se avecina. Actitud ésta que debería involucrar a todos los partidos, movimientos sociales, sindicatos y distintas expresiones organizativas del campo nacional y popular.
Las y los comunicadores acá estamos, aceptando este desafío, planteando premura de mayores niveles de coordinación con otras experiencias y redes, para definir agendas y construir contenidos. Para lo que se necesite y para los que los necesiten.


Se acerca el año 2026 y se suelen hacer balances en todos los niveles de nuestra vida, donde la actividad de las organizaciones políticas, sindicales, sociales, intermedias y comunitarias debería estar incluida en los mismos.

Entre la supervivencia callejera de una Santa Fe que se asemeja a Calcuta y el refugio en tradiciones de ocasión, el autor reflexiona sobre el vacío de propuestas de los sectores populares frente a un presente de castigo y la necesidad imperiosa de ofrecer un proyecto que contenga a los privilegiados y a los olvidados.

El reciente descarrilamiento de una formación ferroviaria en el área metropolitana pone de relieve las consecuencias de la paralización de las obras públicas y el cese de la inversión estatal, dejando a la ciudad expuesta a accidentes que podrían evitarse con la culminación de la infraestructura proyectada.

Un informe del Centro de Economía Política Argentina revela una caída histórica de puestos de trabajo en sectores clave como educación y administración bajo la gestión de Maximiliano Pullaro, mientras se triplican los cargos jerárquicos y se profundiza el conflicto laboral en municipios y empresas del Estado.

Se identifica al gobierno de Milei como el enemigo principal, pero la práctica militante y dirigente sigue secuestrada por la carrera por los cargos y las listas, repitiendo las viejas recetas funcionales al sistema que se dice combatir.

La idea de cinismo solo aparece en la realidad cuando se reconoce socialmente que una persona o grupo miente descaradamente, y no tiene vergüenza de hacerlo.

Detrás de la reforma laboral se esconde un sofisticado proceso de manipulación cognitiva y un mandato permanente del capital transnacional, diseñado para desandar las conquistas de 1945 y devolvernos a un pasado de servidumbre.

No alcanza con tener razón en lo económico, si se pierde la batalla por el sentido. Un recorrido por la semana, desde Palestina hasta Plaza de Mayo, para entender por qué la disputa central es simbólica y comunicacional.

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Bajo la consigna “América Latina, territorio de paz”, centrales obreras, organismos de derechos humanos y movimientos sociales firmaron un documento nacional en repudio a las amenazas de intervención militar en Venezuela y las políticas extractivistas del gobierno de Javier Milei.

La Cámara de Ferreteros de Santa Fe advirtió que el aguinaldo de diciembre perdió su capacidad de impulsar el consumo por tercera vez consecutiva, mientras la parálisis en la venta de artículos de valor pone en riesgo miles de puestos de trabajo y tensa la cadena de pagos con proveedores.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) revela que la pobreza en el país escaló al 67%, reflejando el impacto de las políticas de ajuste extremo y la pérdida de acceso a derechos básicos como salud, vivienda y educación.

Se acerca el año 2026 y se suelen hacer balances en todos los niveles de nuestra vida, donde la actividad de las organizaciones políticas, sindicales, sociales, intermedias y comunitarias debería estar incluida en los mismos.