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Las recientes declaraciones de Peter Lamelas, nominado por Donald Trump como próximo embajador de Estados Unidos en Argentina, han desatado una fuerte controversia en el país sudamericano.
Internacionales22/07/2025 La Mecha EncendidaDurante su presentación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense el 22 de julio de 2025, Lamelas expuso una agenda que muchos perciben como una injerencia directa en los asuntos internos de Argentina, evocando los peores recuerdos de las dinámicas de los años noventa, cuando las relaciones entre Estados Unidos y América Latina a menudo se caracterizaban por un trato asimétrico, más propio de un imperio hacia sus colonias que de una relación entre naciones soberanas.
Lamelas, un médico y empresario de origen cubano sin experiencia diplomática previa, prometió trabajar activamente para limitar la influencia de China, Irán, Nicaragua, Cuba y Venezuela en Argentina, calificándolos como "potencias adversarias" que buscan "socavar los valores democráticos". Si bien su retórica anti-China no es nueva en el contexto de la política exterior estadounidense, sus comentarios sobre la necesidad de dialogar directamente con las provincias argentinas para evitar acuerdos con Beijing han sido interpretados como un intento de intervenir en la autonomía de las jurisdicciones locales. "Cada provincia tiene su propia administración y puede hacer acuerdos con China. Mi rol es ir al interior y asegurarme de que no exista corrupción", afirmó Lamelas, según reportes de medios como El Cronista y La Política Online.
Estas declaraciones no solo subestiman la capacidad de las provincias argentinas para gestionar sus relaciones internacionales, sino que también sugieren una vigilancia externa que recuerda las prácticas de supervisión imperial de décadas pasadas. En los años noventa, Estados Unidos ejerció una influencia significativa en las políticas económicas y comerciales de América Latina, promoviendo el Consenso de Washington y apoyando gobiernos alineados con sus intereses. Las palabras de Lamelas parecen reeditar este enfoque, posicionando a Argentina como un terreno de disputa geopolítica donde Washington busca imponer su agenda, en detrimento de la soberanía nacional.
Particularmente polémicas fueron sus menciones a figuras políticas específicas del gobierno argentino, como el presidente Javier Milei, el canciller Gerardo Werthein, el ministro de Economía Luis Caputo y el asesor Santiago Caputo. Al destacar su intención de dialogar no solo con el Ejecutivo nacional, sino también con las provincias, Lamelas da a entender que su rol trasciende la diplomacia tradicional, asumiendo una postura que roza el intervencionismo. "Voy a dialogar con los gobernadores porque podrían negociar con China y los chinos podrían hacer proyectos en las provincias", señaló, según posteos en X que reflejan el malestar de sectores políticos argentinos.
Además, su postura sobre las Islas Malvinas agrava aún más las críticas. Lamelas reafirmó la posición de neutralidad de Estados Unidos, declarando que no reconoce la soberanía ni de Argentina ni del Reino Unido sobre el archipiélago, pero sí la "administración británica". Estas palabras, reportadas por medios como Perfil y Diario Mendoza, han sido interpretadas como una afrenta a la histórica reclamación argentina, desatando reacciones de rechazo. La senadora Juliana Di Tullio calificó los dichos como una "intromisión inadmisible", mientras que el diputado Esteban Paulón instó a rechazar la designación de Lamelas, denunciando una "injerencia extranjera" en el Congreso argentino.
Otro aspecto que ha generado indignación es la mención explícita de Lamelas sobre la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien señaló en el contexto de la "lucha contra la corrupción" y la causa AMIA, celebrando medidas restrictivas de Estados Unidos contra ella y su familia. Estas declaraciones, según La Nación y Perfil, no solo cruzan la línea del respeto diplomático, sino que también sugieren una intención de influir en procesos judiciales internos, una acción que refuerza la percepción de Argentina como un espacio subordinado a los intereses estadounidenses.
La narrativa de Lamelas, alineada con el lema "America First" y su énfasis en "expulsar poco a poco a China" de Argentina, según Río Negro y El Economista, refleja una visión que prioriza los intereses estratégicos y comerciales de Estados Unidos por encima de la autodeterminación argentina. Su propuesta de reducir barreras no arancelarias, como el IVA y los controles cambiarios, para facilitar la inversión de empresas estadounidenses, parece más un ultimátum que una oferta de cooperación entre pares.
En un contexto donde Argentina busca consolidar su posición en el escenario global, las declaraciones de Lamelas representan un retroceso hacia un modelo de relaciones internacionales donde el respeto mutuo y la soberanía quedan relegados frente a las ambiciones de una potencia extranjera. Las reacciones en las redes sociales, como las de usuarios que comparan a Lamelas con un "virrey" dando un informe antes de llegar a la "colonia", reflejan el malestar generalizado ante lo que muchos perciben como una actitud condescendiente y neocolonial.
En conclusión, las palabras de Peter Lamelas no solo han generado un rechazo transversal en la política y la sociedad argentinas, sino que también plantean serias dudas sobre el tipo de relación bilateral que Estados Unidos pretende construir con Argentina. Lejos de fomentar una alianza basada en el respeto y la igualdad, sus declaraciones evocan un pasado de subordinación que el país sudamericano ha luchado por superar. La confirmación de su designación, aún pendiente en el Senado estadounidense, será un momento clave para evaluar si Argentina aceptará esta intromisión o exigirá un trato digno entre naciones soberanas.
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