
Evángelicos y otros Credos. Algunas Historias para Contar
Políticas y credos siempre estuvieron en disputa de poder. Seis capítulos para pensar en clave de coyuntura algunas historias que están pasando en nuestros tiempos
Las categorías políticas de Derecha e Izquierda tienen poco que hacer frente a las posibilidades que tiene hoy la comunicación. Hoy tienen herramientas para que votemos orgullosos a nuestros verdugos. Buscar los hilos de las marionetas ayuda a pensar dónde estamos parados como sujetos sociales.
Editoriales - #NuestraMirada11/09/2021Durante los años setenta se cambió el modelo de acumulación de Capital. Se dejó de lado el aparato productivo por el Sistema Financiero. Si bien fueron muchas las propuestas para que este modelo pudiera servir de herramienta al sector productivo, con una lógica parecida a la del derrame, los bancos hicieron cada vez menos por la producción y cada vez más por la especulación financiera.
En esto es muy difícil hablar de derecha o izquierda. En un mundo donde se diluye todo sentido atrás de la espectacularidad mediática las concepciones políticas tal como se pensaron en el siglo XVIII no tienen mucha actualidad. Sobre todo cuando la difusión de la política depende de lo que se genera en las redes y en los medios de comunicación donde si gritan, escupen odio, invitan a la violencia, incitan el racismo; tienen cámara, micrófono y repercusión fácil y constante.
Los que hoy se nos presentan como la Derecha, como Libertarios, o similares están lejos de esa definición. Como muchos señalan son funcionales al poder concentrado. Los verdaderos actores detrás de las máscaras y los pelos despeinados. No son la derecha, son el teatro de un poder que también entendió que la política es la arena dónde se deciden los destinos del conjunto. Que había que intervenir, como siempre lo hicieron, con nuevas reglas y hay que reconocer que aprenden rápido. Ya no podían usar a los militares como antes y ahora es el Ágora democrática donde desplegaron sus artes poniendo en escena figuras que les permitía el disfraz necesario para mostrar y prometer cualquier cosa y así conseguir los votos necesarios.
Incluso hay quienes señalan que estamos frente a un nuevo cambio de paradigma, pasando de un mundo sometido a las leyes del Poder Financiero a un mundo que está tejiendo poderes nuevos a partir de actores de las empresas tecnológicas (Google, Apple, Amazon, Musk, etcétera.) que hicieron un gran aporte a la llegada al poder de Biden en EE. UU. Pero eso es otro tema.
Aunque si podemos citar el hecho de la comunicación dejó de ser el Cuarto Poder. La comunicación es el segundo poder. Nada es privado, el documental de Netflix, puso al descubierto cómo funciona esa promiscua relación entre Comunicación y Política. Cambridge Analytics fue la empresa que obtuvo información de decenas de millones de usuarios de Facebook, y la utilizó a favor de la campaña de Trump y del Brexit, y en Argentina fue utilizada para esmerilar la imagen de Cristina Fernández.
El Poder concentrado necesita actores que toquen fibras emocionales, que sepan llenar titulares en los diarios, y que los medios fácilmente colaboren con la espectacularidad. Eso arrastra votos que dan legitimidad dentro del sistema democrático. Con eso pueden crear sentido, disfrazando de racional a cualquier disparate y poniendo en el tapete a cualquier pelafustán que fuera del circo apenas sabrían hacer la O con el culo de un vaso.
El sentido común que siempre es de derecha. Que el del poder concentrado haya obtenido la colonización mental de los dominados es su mayor victoria. Jauretche decía que "la oligarquía es una micoría ínfima de nuestra sociedad, son dueños de la tierra, pero su mayor poder es ser dueños de la cabeza de miles de Argentinos que defienden a muerte un modelo que no les pertenece". Si cambiamos la palabra "tierra" por Clarín tendría plena vigencia.
Y si nos tomamos el trabajo de citar a otro de los grandes, podemos traer a Quino hablando de la opinión pública y la opinión privada.
No son Derecha, son el poder concentrado, porque el Poder Financiero que quiere lebacs y leliqs, no quiere Trabajo y Producción, no quiere Soberanía, no quiere Patria, no les interesamos.
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El ciclo se repite: deuda, ajuste y exclusión. Esta vez, sin eufemismos ni promesas: la crueldad se volvió doctrina. Pero en el dolor también hay señales de reacción. Frente al cinismo, una pregunta ética: ¿qué vamos a hacer nosotros?
Por estos días en que las calles huelen a gas lacrimógeno y los precios cambian más rápido que las indicaciones de JP Morgan, se cumple cincuenta y un años de la muerte de Juan Domingo Perón.
Los 20 de junio el almanaque nos invita a pensar a Manuel Belgrano como creador de la bandera. Y está bien. Pero hay un Belgrano menos repetido, menos cómodo, más necesario en estos tiempos: el Belgrano perseguido, juzgado sin pruebas, acusado por razones políticas
Hay fechas que no se olvidan. Y no porque las conmemore el calendario oficial, sino porque el dolor, la traición o la sangre las vuelven imborrables.
La condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y su consecuente proscripción política no son sólo hechos judiciales, son actos profundamente políticos, que deben ser leídos en el marco de un deterioro institucional más amplio. No es exagerado decir que estamos ante una ruptura constitucional. Por el contrario: lo grave sería no advertirlo.
La demonización de Cristina Fernández no es solo un ataque político: es una estrategia para ocultar lo que ella encarnó y lo que muchos todavía recordamos como un tiempo de dignidad. No se trata de ella. Se trata de nosotros. Y de lo que estamos dispuestos a defender.
El Ministerio de Justicia de la Nación anunció oficialmente que, en el marco de la implementación del nuevo Código Procesal Penal Federal previsto para el 11 de agosto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se pondrá a disposición de los fiscales federales un edificio de más de 5.000 metros cuadrados ubicado en el predio de la ex ESMA.
Ni los 50 millones de dólares que habría puesto el Gobierno en la rueda a la vista alcanzaron para frenar la corrida en el mercado de futuros.
Este lunes vence el plazo de un año que el Congreso le otorgó al Poder Ejecutivo para gobernar con facultades extraordinarias a través de la Ley Bases. En la práctica, fue una cesión de poder político inédita desde el retorno de la democracia.
La historia que nos cuentan no representa a los de abajo, sino a quienes controlan la narrativa. Recordar este acto es reivindicar la lucha por una soberanía real, económica y popular.
El pasado 9 de julio de 2025, miles de personas se congregaron en el Parque Lezama, en el barrio porteño de San Telmo, para participar de un festival cultural organizado por el colectivo "Argentina con Cristina" en el marco del Día de la Independencia.
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