
Evángelicos y otros Credos. Algunas Historias para Contar
Políticas y credos siempre estuvieron en disputa de poder. Seis capítulos para pensar en clave de coyuntura algunas historias que están pasando en nuestros tiempos
Es una realidad: rara vez el mundo coincide con la existencia de seres transformadores. El legado de una feminista intransigente, nacional, popular y democrática.
Editoriales - #NuestraMirada02/05/2021Alcira obtuvo su Licenciatura en Sociología en la Universidad de Buenos Aires en 1965 y obtuvo una banca de profesora en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Como investigadora del CONICET realizó numerosos trabajos sobre política y sociedad latinoamericana. Producto de la última dictadura cívico militar, estuvo exiliada en México durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional” y allí trabajó en el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales (ILET), siendo asesora de Gabriel García Márquez y Juan Somavía, representantes latinoamericanos en el debate de UNESCO sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones (NOMIC).
Militante peronista, fue secretaria de Cultura de la Provincia de Buenos Aires entre 1973 y 1974. En 1993, participó del Frente Grande, junto al cineasta Pino Solanas, con quien trabajaba desde la década de 1960, cuando difundían clandestinamente el documental La Hora de Los Hornos. En 2007 participó en la creación de Proyecto Sur, movimiento con el cual obtuvo su banca en la Cámara de Diputados en las elecciones de 2009. Como parte del frente UNEN, fue reelegida diputada por la ciudad de Buenos Aires en las elecciones de 2013.
Alcira Argumeda es rosarina. “Es” porque transgrede generaciones, fronteras creadas por la humanidad, límites naturales geográficos. Sus aportes al campo de la Sociología del siglo XX y XXI formulan un legado exquisito sobre la resignificación de teorías y prácticas sociales, cuyos determinantes sobre las relaciones sociales de opresión radican en la Economía.
Alcira, como grandes pensadoras y pensadores, han significado un punto de inflexión en la encrucijada del cómo interceden las esferas de control y/o dominio en el objeto de estudio de la Sociología –la sociedad, por excelencia- y con un discurso emancipador latinoamericano, comparten el hecho de que la herramienta determinante de toda clase que ejerce o pretende ejercer la supremacía del poder y que puede bifurcar en dos el futuro de un Estado -dominar o liberar- es la Política y no la Economía.
En rasgos muy generales, Argumedo sostiene y exige al estudio de la sociedad – no sin interpelar formas dominantes y hegemónicas de la Sociología - una mirada que no sólo contemple en sus principales tendencias los factores y contradicciones que juegan en una sociedad determinada sino, además, la articulación de estos procesos en su relación con otras sociedades, con la dinámica internacional en un momento histórico dado.
La noción de totalidad que pretende recuperar es una visión comprensiva, abierta y dinámica, que cuestione las interpretaciones parcializadas y permita incluir lo excluido, señalar por sobre todo, los silencios y silenciades de un proceso de sistematización latinoamericano opuesto y oligárquica que a actuado lo largo de toda la historia del continente.
La historia de Alcira y su lucha continuarán. Latinoamérica no se rinde. Te lo dice une hermane que ha sangrado contigo.
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El ciclo se repite: deuda, ajuste y exclusión. Esta vez, sin eufemismos ni promesas: la crueldad se volvió doctrina. Pero en el dolor también hay señales de reacción. Frente al cinismo, una pregunta ética: ¿qué vamos a hacer nosotros?
Por estos días en que las calles huelen a gas lacrimógeno y los precios cambian más rápido que las indicaciones de JP Morgan, se cumple cincuenta y un años de la muerte de Juan Domingo Perón.
Los 20 de junio el almanaque nos invita a pensar a Manuel Belgrano como creador de la bandera. Y está bien. Pero hay un Belgrano menos repetido, menos cómodo, más necesario en estos tiempos: el Belgrano perseguido, juzgado sin pruebas, acusado por razones políticas
Hay fechas que no se olvidan. Y no porque las conmemore el calendario oficial, sino porque el dolor, la traición o la sangre las vuelven imborrables.
La condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y su consecuente proscripción política no son sólo hechos judiciales, son actos profundamente políticos, que deben ser leídos en el marco de un deterioro institucional más amplio. No es exagerado decir que estamos ante una ruptura constitucional. Por el contrario: lo grave sería no advertirlo.
La demonización de Cristina Fernández no es solo un ataque político: es una estrategia para ocultar lo que ella encarnó y lo que muchos todavía recordamos como un tiempo de dignidad. No se trata de ella. Se trata de nosotros. Y de lo que estamos dispuestos a defender.
El Ministerio de Justicia de la Nación anunció oficialmente que, en el marco de la implementación del nuevo Código Procesal Penal Federal previsto para el 11 de agosto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se pondrá a disposición de los fiscales federales un edificio de más de 5.000 metros cuadrados ubicado en el predio de la ex ESMA.
Con inmensa alegría, Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución del nieto 140, hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, víctimas de la última dictadura cívico-militar.
Ni los 50 millones de dólares que habría puesto el Gobierno en la rueda a la vista alcanzaron para frenar la corrida en el mercado de futuros.
La historia que nos cuentan no representa a los de abajo, sino a quienes controlan la narrativa. Recordar este acto es reivindicar la lucha por una soberanía real, económica y popular.
El pasado 9 de julio de 2025, miles de personas se congregaron en el Parque Lezama, en el barrio porteño de San Telmo, para participar de un festival cultural organizado por el colectivo "Argentina con Cristina" en el marco del Día de la Independencia.
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