Santa Fe, en una histórica marcha del orgullo, antifascista y antirracista

En una movilización masiva, la ciudad capital se plantó frente al discurso discriminatorio del presidente Javier Milei, contra sus políticas de ajuste y su atentado constante hacia las vidas de las personas racializadas, LGBT y las mujeres. En una marcha de más de siete cuadras, flamearon banderas del orgullo, pañuelos verdes y mensajes contra el fascismo

Provincia de Santa Fe03/02/2025 REDACCIÓN LME

El presidente Javier Milei habla solo, detrás de un atril. Balbucea cifras incomprobables. El experto en economía asiste a un foro económico —el de Davos— pero no habla de política económica. Insulta a la comunidad LGBT y discute con la teoría de la esfericidad de la Tierra. La respuesta no se hace esperar: es masiva, histórica, visceral. Reúne tanto a niñeces trans como a mujeres trans que llevan años de tacos y de lucha. En todo el país la tarde del sábado tiene los colores del arcoíris. En Santa Fe, al calor de febrero se suma el fuego de una marcha que dice basta.

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En una ronda multitudinaria, frente a El Molino —espacio cultural de la ciudad de Santa Fe— culmina la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista. Más de siete cuadras de movilización y una asamblea multitudinaria; los abanicos de colores van de mano en mano. El céntrico bulevar Gálvez se puebla de banderas, de carteles y de expresiones políticas de todo tipo: partidos, agrupaciones estudiantiles, organismos de derechos humanos, la Asamblea Ni Una Menos, la Marcha del Orgullo y las personas trans sobrevivientes de la persecución por los códigos de falta en democracia (derogados en 2010 en Santa Fe).

A ver quién se anima, ahora, a decir que toda esa gente movilizada no tiene derecho a tener derechos.

La marcha en Santa Fe fue histórica por su masividad, pero también por su claro mensaje político: “Venimos a convocar al orgullo antifacho”, dice Leandro Wolkovicz, uno de los organizadores, en el micrófono abierto que cerró la jornada. Los posicionamientos contra el gobierno de Javier Milei, contra sus mensajes pero también contra sus políticas, se replican a lo largo de la marcha y en la asamblea final, donde cualquiera que lo desee puede tomar la palabra. Se denuncia, una vez más, cómo el ajuste y la réplica de discursos de odio afectan específicamente a quienes —todavía hoy— pelean por el pleno reconocimiento de sus derechos humanos.

“Siempre estuvimos en una desigualdad histórica, propia de un sistema heterocispatriarcal. En algunos momentos fuimos más escuchades debido a la lucha colectiva, pero siempre estuvimos en una batalla continua. Milei encontró un nicho en este colectivo, en un contexto mundial que nos está atacando. El discurso de Davos le sirvió para no hablar de cosas de las que sí tiene que hablar, como de la economía. Él hizo su campaña presidencial como economista pero ahora no se está abocando a ese tema, sino a una batalla moral”, dice Josefina Zweifel, militante lésbica y también organizadora de la marcha.

Facundo Santos, también integrante de la Mesa del Orgullo, añade: “La potencia que tiene la trayectoria histórica del movimiento feminista, junto con la potencia arrasadora y rebelde del movimiento LGBT y la histórica lucha de los movimientos racializados y antirracistas, comprendiéndose como parte de ese todo al que atacan hace que nuestra fuerza crezca. Somos sujetos que estamos hartos de la represión y de la violencia que sufrimos por nuestras identidades. Queremos ser parte y protagonistas de aquello que venga como alternativa a esta realidad”.

En la asamblea se cuestionó la falta de políticas públicas específicas para las mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, intersexuales y no binaries. Se denunció el reciente despido del 40% del personal del Ministerio de Salud de la Nación abocado a dar respuestas a las personas que viven con VIH, hepatitis, infecciones de transmisión sexual y tuberculosis. Se reclamó por la implementación de la educación sexual integral. Se denunciaron los femicidios, lesbicidios y transfemicidios que ocurren, pese a la política negacionista del gobierno nacional, que disolvió el Inadi y el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.

Zweifel agrega: “Si bien (el ministerio) no era la panacea de las políticas públicas, tenía ciertos lineamientos que promovían la igualdad y la diversidad. Otras personas con decisión política también se escudaron en el discurso presidencial para tomar decisiones similares. Sin ir más lejos, los gobernadores cuyas provincias también tenían ministerios de las mujeres y diversidades los eliminaron o los redujeron a secretarías, como ocurrió en Santa Fe”.

En la asamblea se escuchan cantos, aplausos. Hay comunidad, hay escucha. Y un mensaje que interpela a las conducciones sindicales: “Qué organizados que se les ve, que las maricas conduzcan la CGT”.

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