D10s Ha Muerto

No lo conocí. Nunca le hablé. Nunca lo pude ver en una cancha.

Y sin embargo venía llorando en el auto a los gritos.

No es creíble que justo él se vaya. Me van a decir los racionalistas que un día se iba a morir, que estaba en las últimas, que se lo veía mal, que tres carajos y una mierda.

Amor, de ese que no pide, que no reclama, que agradece. Somos un montón, lo sé, los que miramos para otro lado cuando lo critican, los que agachábamos la cabeza cuando lo nombraban con malicia. Porque si hay un pueblo que llora también hay un pueblo que sonríe, gente con el alma abichada, esos que no les gustaban sus modales, que no le perdonaban que gritara lo que pensaba (me parece mentira que hable de él en pasado).

Prefiero pensarlo con una pelota en los pies, en la sombra de la zurda, en esa forma de romper la Física, en las causas nobles, aquél... Yo juego para vos mamá... después de ganar la copa del mundo; prefiero guardar su conciencia de clase, su barro en los pies, su abrazo con Estela

Y todavía sigo llorando.

Porque todavía sigo sin creerlo, porque espero que dentro de tres días salga de donde quiera que esté, porque va a faltar mucho para que este dolor sea tolerable, porque fue mi héroe en este lío, porque mi hijo lleva su nombre, porque quiero que la Parca quede tirada en el piso como tanto inglés en el césped.

Porque una vez quise creer en el dios judeocristiano si él salía campeón del mundo como técnico de la selección, porque millones de veces sonreí mirando sus pies, porque lloré cada vez que VHM relataba su gol, porque tiemblo cuando lo escucho al Potro gritar... Te Quiero Diegooooo...

Madurar a veces es aprender en el cuore lo que la razón te dice mucho antes, pero que no aprendés hasta que pasa. 

Hoy te odio Muerte, te odio.

Oliverio lo dice mejor....

Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.

Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo…
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!