Israel libera a 2.000 rehenes y presos palestinos, pero mantiene detenidos a más de 11.000

La medida fue celebrada en distintos puntos de Cisjordania y Gaza

Internacionales13/10/2025La Mecha EncendidaLa Mecha Encendida

En un nuevo acuerdo de intercambio, Israel liberó cerca de 2.000 rehenes y presos palestinos, entre ellos mujeres y niños, muchos de los cuales permanecían detenidos sin juicio previo. La medida fue celebrada en distintos puntos de Cisjordania y Gaza, donde miles de familias esperaban el regreso de sus seres queridos tras meses —e incluso años— de encierro arbitrario.

Israel presos palestinos

Pese a esta liberación, más de 11.000 palestinos continúan presos en cárceles israelíes, según organizaciones humanitarias. Se estima que al menos 3.500 de ellos están bajo el régimen de “detención administrativa”, una figura legal heredada del mandato británico que permite encarcelar personas indefinidamente sin acusación formal ni proceso judicial.

Entre los liberados hay mujeres, adolescentes y menores de edad que fueron detenidos durante redadas o protestas en los territorios ocupados. Diversas organizaciones —como Addameer, Amnistía Internacional y Human Rights Watch— denuncian que el uso sistemático de la detención sin juicio viola el derecho internacional y constituye una práctica de castigo colectivo contra la población palestina.

Los informes documentan además maltratos físicos, aislamiento prolongado, privación de atención médica y torturas psicológicas, especialmente en el caso de mujeres y niños. En varias cárceles, los menores palestinos fueron interrogados sin la presencia de abogados ni familiares, en condiciones que vulneran las convenciones internacionales sobre los derechos del niño.

“Israel utiliza la detención administrativa como herramienta política para quebrar a las comunidades palestinas y disuadir la resistencia civil”, señala un reciente comunicado de Addameer. En lo que va del año, el número de detenciones se ha duplicado, impulsado por el endurecimiento de la política de seguridad tras los ataques y la escalada del conflicto.

El alivio por las liberaciones contrasta con la magnitud del problema de fondo: una estructura carcelaria que sostiene la ocupación mediante el encarcelamiento masivo. La comunidad internacional exige ahora el fin de las detenciones arbitrarias y la garantía de juicios justos, pero en el terreno, la realidad sigue marcada por la desigualdad jurídica y la represión cotidiana.

Mientras se celebran los reencuentros familiares, la libertad sigue siendo parcial y precaria. Los 11.000 prisioneros que aún permanecen tras las rejas son la muestra viva de un conflicto donde la justicia sigue siendo una promesa lejana.

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