Retenciones cero: denuncian que algunos ya sabían y se beneficiaron

Las críticas no solo apuntan a la concentración del beneficio, sino también a la velocidad con la que se agotó el cupo

Nacionales27/09/2025La Mecha EncendidaLa Mecha Encendida

El decreto 682 del gobierno nacional, que estableció retenciones cero para las exportaciones de granos y subproductos hasta completar un cupo de siete mil millones de dólares, abrió una polémica que no se apaga. La medida, que apenas duró tres días, benefició a un puñado de grandes exportadores y dejó afuera a la mayoría de los pequeños y medianos productores.

Dólar campo

Las críticas no solo apuntan a la concentración del beneficio, sino también a la velocidad con la que se agotó el cupo. En menos de 72 horas ya se habían registrado todas las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) previstas por el decreto. Esa rapidez encendió sospechas: ¿hubo quienes sabían de antemano lo que se venía?

Dirigentes de la Sociedad Rural y de otras entidades agropecuarias pusieron sobre la mesa que los movimientos previos al anuncio dejan la impresión de que algunos actores del mercado contaron con información privilegiada. Los grandes exportadores lograron anotar operaciones a precios ventajosos, mientras miles de productores medianos ya no tenían mercadería disponible o no llegaron a cumplir con los plazos de registración.

El presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, señaló que sería necesario conocer con precisión quiénes aprovecharon el beneficio, cuánto vendieron y a qué precios. Economistas del sector remarcaron que el operativo fue más un negocio financiero que una política productiva: los exportadores se aseguraron dólares al contado y el Gobierno logró, en el corto plazo, el ingreso urgente de divisas.

Desde la Casa Rosada, el vocero Manuel Adorni defendió la medida. Afirmó que fue extraordinaria, de duración limitada y con un objetivo claro: sumar dólares de manera rápida. Pero las dudas persisten y crece el reclamo de transparencia.

La sensación en el interior es que la medida fue pensada para pocos. En cooperativas y acopios medianos señalan que, mientras ellos apenas se enteraban del anuncio, las grandes cerealeras ya estaban presentando sus papeles. Esa desigualdad, más allá de la discusión sobre las retenciones, deja un sabor amargo: los beneficios extraordinarios no se distribuyen parejo, y otra vez el poder económico juega con ventaja.

En un país donde las políticas públicas suelen presentarse como “para todos”, la experiencia de las retenciones cero refuerza la idea de que la cancha no está nivelada. La discusión no es solo sobre la oportunidad perdida, sino sobre quiénes manejan la información y quiénes pagan las consecuencias.

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