Colapso del turismo interno: la hotelería argentina en números rojos con ocupación del 46% y pérdida de 10 empleos diarios

La industria hotelera argentina atraviesa su peor crisis en una década. Los números son categóricos y despiadados: la ocupación hotelera promedio nacional apenas alcanza el 46% durante las vacaciones de invierno, cuando debería estar rozando niveles de temporada alta superiores al 80%.

Nacionales28/07/2025La Mecha EncendidaLa Mecha Encendida

Pero la realidad es aún más cruda en destinos específicos, donde algunos establecimientos registran ocupaciones que no superan el 30%, cifras que los ubican en el límite de la supervivencia económica.

Esta debacle no es un fenómeno aislado sino el resultado de una tormenta perfecta que combina la contracción del mercado interno, el empobrecimiento del poder adquisitivo de los argentinos y una estructura de costos que se mantiene elevada mientras los ingresos se desploman. Los datos de la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina revelan que el sector está perdiendo 10 puestos de trabajo por día, una sangría laboral que refleja la magnitud de una crisis que no encuentra piso.

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La situación se agrava cuando se comparan las cifras actuales con años anteriores. Las vacaciones de invierno 2025 se perfilan como las más débiles de los últimos diez años, incluso peores que 2024, cuando la actividad ya había registrado una caída del 12% respecto al año anterior. En muchos destinos turísticos, la ocupación apenas alcanza el 30%, una cifra que no solo preocupa sino que alarma a empresarios que ven cómo sus establecimientos se vacían día tras día.

La Ciudad de Buenos Aires, tradicionalmente un imán para el turismo tanto nacional como extranjero, ejemplifica la magnitud de la crisis. La ocupación hotelera porteña no alcanza el 30%, la mitad del registro de 2024. La salida del cepo cambiario y la estabilidad del dólar dejaron prácticamente sin turistas extranjeros a la capital argentina, mientras que los turistas nacionales, golpeados por la recesión, han reducido drásticamente sus gastos en viajes y alojamiento.

En Comodoro Rivadavia, la situación es igualmente dramática. El sector hotelero enfrenta una crisis severa marcada por altos costos operativos y una demanda en picada, con una ocupación promedio que apenas roza el 30%. La combinación de la crisis económica nacional y los despidos en el sector petrolero, pilar fundamental de la economía local, ha golpeado duramente a los hoteles, dejando a muchos al borde de la inviabilidad.

Los empresarios del sector han intentado diferentes estrategias para capear el temporal. Diversas promociones y congelación de tarifas no han logrado frenar la tendencia preocupante. Algunos hoteleros se ven obligados a trabajar con tarifas por debajo de los costos operativos, una situación insostenible que solo posterga lo inevitable: el cierre de establecimientos y la pérdida masiva de empleos.

La crisis no se limita solo a los hoteles. La Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina reportó una pérdida del 12% en la industria gastronómica, la peor de la última década, con el consumo en restaurantes desplomándose y los establecimientos luchando por sobrevivir. En Mar del Plata, cada dos o tres días cierra un local, y con cada cierre se pierden entre tres y seis empleos, según denuncian los empresarios del sector.

En Entre Ríos, la situación alcanza niveles críticos con el cierre de tres alojamientos en pocas semanas. La baja ocupación y el aumento de costos llevaron al cierre de un nuevo hotel, evidenciando que la crisis no respeta geografías ni categorías de establecimientos. Los números confirman que solo los hoteles de cuatro y cinco estrellas logran sobrevivir mejor que el resto, aunque también registran ocupaciones muy por debajo de los niveles históricos.

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El fenómeno se explica, en parte, por una paradoja económica: Argentina se volvió cara en dólares para el turismo externo mientras que los argentinos, empobrecidos por la recesión, encuentran más atractivo viajar al exterior. Los datos oficiales muestran un aumento del 68,4% de argentinos saliendo a vacacionar al exterior durante el primer cuatrimestre de 2025, una fuga de divisas que profundiza la crisis del turismo interno.

Santiago del Estero aparece como una excepción en este panorama desolador, manteniendo un 90% de ocupación frente al 100% del año pasado. Sin embargo, incluso en esta provincia, la caída es evidente, aunque la infraestructura desarrollada en los últimos 15 años y los precios competitivos le permiten resistir mejor el embate de la crisis.

Los especialistas advierten que el horizonte no es prometedor. Las recientes modificaciones en el esquema cambiario y la eliminación del Impuesto PAÍS podrían hacer que otros países se vuelvan aún más económicos para el turista nacional, profundizando la crisis en el sector y aumentando el desempleo. La combinación de precios altos en el mercado interno y el empobrecido poder adquisitivo de los argentinos golpea sin piedad a una industria que, tradicionalmente, había sido uno de los motores de la economía nacional.

La industria hotelera argentina se encuentra en una encrucijada histórica. Con establecimientos cerrando, empleos perdiéndose a ritmo acelerado y ocupaciones que no alcanzan ni la mitad de lo necesario para la sustentabilidad económica, el sector necesita urgentemente políticas públicas que reviertan esta tendencia destructiva. Mientras tanto, cada día que pasa significa más hoteles con las puertas cerradas, más trabajadores en la calle y menos esperanzas de recuperación para un rubro que, hasta hace poco, era sinónimo de crecimiento y oportunidades.
 

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