Mitre: "El General que nunca le daba la espalda al enemigo"

Muchas veces hablé de la inoperancia militar del fundador del diario de la oligarquía, Bartolomé Mitre. La mitómana historia oficial lo definió chistosamente como "un valiente soldado que fue herido de gravedad a causa de su infinito e inagotable arrojo". Un súperhéroe!

¡Falso! Fue un pésimo líder militar, que fue derrotado categóricamente en las batallas que libró. Fue humillado en Sierra Chica en 1855, donde terminó huyendo como un roedor y ha sido el responsable directo de la catastrófica derrota de las tropas aliadas en Curupaytí en 1866 durante la infame guerra contra el Paraguay. Solo venció en Pavón porque Urquiza le regaló la victoria.

Pero volvamos al tema de su herida. El inoperante general casi muere en Los Potreros de Langdon en 1853, durante la guerra entre Buenos Aires y la Confederación, no por haber sido "valiente" y si por tarambana e inútil. En una de las salidas para hostigar a las tropas confederadas que sitiaban Buenos Aires, el "Bartolo" se adelantó al resto de su tropa, acompañado por un par de sus ayudantes, quedando a tiro de las tropas enemigas. A la altura de la actual Av. Montes de Oca, recibió un disparo en la frente.

Al caer Mitre exclamó, "quiero morir de pié", sus ayudantes trataron de pararlo pero se desmayó instantáneamente. La sangre le salía a borbotones, pero seguía vivo porque la escarapela que su esposa había bordado en su quepis, había amortiguado el proyectil.
A pesar de su suerte, la herida era grave porque había fracturado el frontal y la masa encefálica estaba oprimida por los fragmentos de hueso roto. Mitre sufrió de fiebre alta y vómitos incesantes por lo que tuvieron que operarlo de urgencia. Luego de una dolorosa y riesgosa intervención, lograron salvarle la vida.

Pagó un precio muy bajo por su imbecilidad, solo le quedó una cicatriz en forma de estrella que lo obligó a usar chambergo por el resto de su vida. La historia oficial diría que esta era la prueba de su valentía porque "el general nunca le daba la espalda al enemigo". Una poética pero falaz frase para disimular la impericia de uno de los peores militares de nuestra historia. Las malas lenguas dicen que siempre se hereda lo malo, quizás Esmeralda Mitre lo compruebe.
 

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