
Evángelicos y otros Credos. Algunas Historias para Contar
Políticas y credos siempre estuvieron en disputa de poder. Seis capítulos para pensar en clave de coyuntura algunas historias que están pasando en nuestros tiempos
“Que se vayan todos” fue una expresión de hartazgo que sonó por las calles pero no sirve para un análisis político. Esa frase denuncia una decepción y no un pedido de nada. Sólo dos o tres se fueron. Los otros se reciclaron para aparecer ahora como los expertos en lo que hay que hacer. Entonces, aprendimos poco y nada.
Editoriales - #NuestraMirada19/12/2021 Gustavo RosaVeinte años atrás tuvimos un estallido. Recordatorios, imágenes y análisis en casi todos los medios. Unos toman estos hechos con nostalgia, otros con anécdotas y pocos con Memoria. “El día que el Pueblo salió a la calle”, evocan algunos. Una parte del pueblo hambreado y otra, estafada por el sistema bancario. Ambas partes degradadas, como siempre, por la angurria desaforada de unos pocos, que nunca pierden en las crisis.
“Que se vayan todos” fue una expresión de hartazgo que sonó por las calles pero no sirve para un análisis político. Esa frase denuncia una decepción y no un pedido de nada. Sólo dos o tres se fueron. Los otros se reciclaron para aparecer ahora como los expertos en lo que hay que hacer. Entonces, aprendimos poco y nada.
El primero que se fue, Ricardo López Murphy, embestido como diputado, sigue aconsejando las mismas recetas de recorte que lo eyectaron de su breve ministerio de Economía. María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez, que ejercieron desde el PAMI un sistema mafioso que llevó al suicidio a René Favaloro, consiguieron en la CABA un romance inexplicable. Patricia Bullrich, la que recortó el salario de empleados estatales y jubilados, ahora preside el PRO, el partido de los depredadores. Y como frutilla pútrida de este postre indigesto, Domingo Felipe Cavallo, el doctor Frankenstein que confeccionó el monstruo de la convertibilidad que terminó en el estallido, ocupa el lugar de gurú en los medios del establishment reivindicando el Corralito y dando lecciones de cómo romper todo. “Que se vayan todos”, clamaban en las calles, pero los que se tenían que ir se quedaron para seguir haciendo daño.
No están solos, por supuesto. Hay rostros nuevos que los secundan y también tienen sus historias. Los apuntalan los periodistas comprometidos con el modelo de despojo, disfrazados de objetivos, serios y veraces desde los medios que se dicen independientes porque tienen espalda suficiente para no depender de nadie, no por su valentía ni su calidad, sino por el entramado empresarial e ilegal que han logrado construir. Nada de esto sería posible si no fuera por el amparo que brinda un puñado de jueces más interesados por agradar a los amigos del barrio –el cerrado, por supuesto- que por hacer cumplir la Constitución, los códigos y las leyes.
Juntos otra vez –porque así se llaman- para volver a succionar lo poco que recupere la mayoría. Porque para eso están, para facilitar que unos pocos se queden cada vez con más. Ahora, por primera vez en nuestra historia, votaron en contra del presupuesto aunque digan que son una oposición constructiva. Y no lo hicieron porque encontraron formas mejores de distribución, sino porque quieren obstaculizar cualquier camino que nos lleve al desarrollo con equidad. A pesar de que esta actitud dificulta el acuerdo con el FMI por la deuda que Ellos tomaron cuando fueron gobierno, caen bien parados. Hasta están bien posicionados en las encuestas y son votados en las elecciones. Quizá los veamos aplaudidos en los esporádicos encuentros públicos.
Veinte años dicen que es nada, pero parece mucho. Sobre todo cuando no sacamos las lecciones necesarias de los capítulos que nos tocaron vivir. Lo peor de la desmemoria es que se vuelve a tomar el camino que nos llevó al abismo.
Políticas y credos siempre estuvieron en disputa de poder. Seis capítulos para pensar en clave de coyuntura algunas historias que están pasando en nuestros tiempos
La historia que nos cuentan no representa a los de abajo, sino a quienes controlan la narrativa. Recordar este acto es reivindicar la lucha por una soberanía real, económica y popular.
El ciclo se repite: deuda, ajuste y exclusión. Esta vez, sin eufemismos ni promesas: la crueldad se volvió doctrina. Pero en el dolor también hay señales de reacción. Frente al cinismo, una pregunta ética: ¿qué vamos a hacer nosotros?
Por estos días en que las calles huelen a gas lacrimógeno y los precios cambian más rápido que las indicaciones de JP Morgan, se cumple cincuenta y un años de la muerte de Juan Domingo Perón.
Los 20 de junio el almanaque nos invita a pensar a Manuel Belgrano como creador de la bandera. Y está bien. Pero hay un Belgrano menos repetido, menos cómodo, más necesario en estos tiempos: el Belgrano perseguido, juzgado sin pruebas, acusado por razones políticas
Hay fechas que no se olvidan. Y no porque las conmemore el calendario oficial, sino porque el dolor, la traición o la sangre las vuelven imborrables.
La condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y su consecuente proscripción política no son sólo hechos judiciales, son actos profundamente políticos, que deben ser leídos en el marco de un deterioro institucional más amplio. No es exagerado decir que estamos ante una ruptura constitucional. Por el contrario: lo grave sería no advertirlo.
La demonización de Cristina Fernández no es solo un ataque político: es una estrategia para ocultar lo que ella encarnó y lo que muchos todavía recordamos como un tiempo de dignidad. No se trata de ella. Se trata de nosotros. Y de lo que estamos dispuestos a defender.
La historia que nos cuentan no representa a los de abajo, sino a quienes controlan la narrativa. Recordar este acto es reivindicar la lucha por una soberanía real, económica y popular.
El pasado 9 de julio de 2025, miles de personas se congregaron en el Parque Lezama, en el barrio porteño de San Telmo, para participar de un festival cultural organizado por el colectivo "Argentina con Cristina" en el marco del Día de la Independencia.
El 10 de julio de 2025, el Senado de la Nación Argentina aprobó una serie de proyectos de ley que marcaron un revés significativo para el gobierno de Javier Milei, quien, junto a figuras como el ministro de Economía, Luis Caputo, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, expresó su disconformidad, calificando las decisiones como un triunfo de la "casta política".
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con firmeza a las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien anunció la imposición de aranceles a productos de países como Brasil, México y China.
El Senado argentino aprobó leyes que representaron un revés para el gobierno de Javier Milei. Estas medidas, respaldadas por Unión por la Patria (UP) y sectores del PRO y la UCR, fueron calificadas por Milei como un “golpe institucional”. En respuesta, usuarios de X cercanos a La Libertad Avanza (LLA), como “Gordo Dan” y “Fijap”, publicaron mensajes antidemocráticos, llamando a “dinamitar el Congreso” o “sacar los tanques a la calle”.