A 16 años de su paso a la inmortalidad.
Por haber ejercido este oficio haciendo lo que se debe, entonces, Conti fue catapultado (sin ninguna inocencia por quienes compartieron su trabajo) a la categoría de “maestro”. Sin ninguna inocencia, digo, porque esa fue la forma “elegante” que encontraron para dejarlo en absoluta soledad...